domingo, 1 de abril de 2018

La fuerza de voluntad y otras historias para no dormir




Toda esta gente, que pueden ser perfectamente historias reales, ¿se levantó un día y le entró la fuerza de voluntad de manera divina? ¿En serio lo crees? Más bien parece que:

Paco, el de la primera historia, está cagao’ porque ve muy probable que le dé otro chungo si sigue con la vida que llevaba antes.

Antonio, el de la segunda historia, se ha dado cuenta de que si no se cuida, puede que su vida no vuelva a ser la que era, no ver no es una buena opción.

Ana también se dio cuenta de algo: Con su obesidad, difícilmente va a poder seguirle el ritmo a su nieto cuando este empiece a gatear y quiera jugar todo el rato. Y ella no quiere perderse eso por nada del mundo. Hay que ponerle remedio a esa falta de aliento continua, los dolores articulares y el cansancio eterno sin apenas moverse.

A lo que tú llamas fuerza de voluntad yo lo llamo motivos y razones. Objetivos, motivación real. Puede tener muchos nombres, pero no es lo que tú crees.

La fuerza de voluntad es la peor excusa de la historia. Yo no tengo más fuerza de voluntad que tú cuando, por ejemplo, voy al gimnasio andando, así nieve o haga 40º a la sombra. Tengo una clarísima motivación:
El no poder vivir todo lo que me apetece me da auténtico pánico y, aunque en cualquier momento puede pasarme algo por causas que no estén en mi mano, llevar una vida saludable me da puntos para no caer antes de tiempo.

Es una pena que se necesite de un susto o una razón externa para empezar a cuidarse, pero aprovéchalo si ya te ha pasado.
La sola idea de verte sana por dentro y por fuera debería bastar. Pero muchas veces no es así, no porque no tengas fuerza de voluntad sino porque realmente algo te frena. Años de sedentarismo, sobrepeso y desidia no se curan de un día para otro. No es tu cuerpo, es tu mente la que te frena.

No te eches la culpa, pero asume tu responsabilidad. Revisa tus prioridades, tus ideas de futuro.



No eres menos que nadie pero puedes ser mejor que tu “yo” actual. Piensa, actúa. No te dejes llevar por la corriente y no asumas que “esto es lo que hay”. El tiempo pasa demasiado deprisa como para no aprovecharlo.

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